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Tiempos de UJA

 

Mi madre

 


   Todos sus libros se han venido conmigo. Su pequeña y humilde biblioteca. Mi madre, voraz lectora. Si nos basamos en que casi siempre tenía un libro en las manos (o unas agujas de tejer lana), sorprenden sus dimensiones, pero es que, la mayoría de los volúmenes que leía, solían venir de la biblioteca pública, a la que cada semana acudía sin falta con su bolsa de plástico de supermercado. Nunca presté demasiada atención a lo que leía,  como corresponde a los jóvenes. Tenía un gusto amplio, creo que con preferencia por temas históricos, en base a los libros que se llevaba de vez en cuando de mi casa. Nosotros solíamos alimentar sus estantes en cada cumpleaños o navidad, con el último premio planeta, o algún libro histórico. Como me sucede a mí, un libro, era siempre el mejor regalo, y garantía de que el obsequio le gustaría. En sus últimos años, no dejaba de visitar la librería, y comprar uno o dos libros todas las semanas, la mayoría novelas ligeras que adquiría después de pasar un buen tiempo viendo la portada y leyendo la contraportada. Al final, el hábito hacía que visitara la tienda varias veces por semana, y adquiriera varios libros,  pero ya no leía.


    Mi madre, hija de la guerra, nació en Navahermosa el 18 de enero de 1937, donde sus padres, Antonio y Felisa, se habían refugiado después de huir de Toledo en el último momento. En el pueblo de su madre, y de sus abuelos, Braulio y Juliana, dio los primeros pasos, hasta que apenas terminado el conflicto regresó con su madre y toda su familia a la capital. Su padre ya no estaba. En realidad nunca lo conoció. A los pocos meses de nacer ella tuvo que incorporarse al ejército, y salió al exilio por la frontera de Port Bou con la tropa republicana. Nunca volvió. Nunca pudo volver. Con su madre, pasó una postguerra muy dura, de hambre, penuria y dolor por la lejanía del padre, siempre ausente, vivo pero muerto. Con la esperanza del retorno, y la huida, siempre truncadas. Otras familias volvieron a reunirse. Su madre, aunque lo intentó, no pudo dejar atrás a sus padres y hermanas; víctima por ser esposa de republicano desafecto que nunca volvió, ni lo solicitó, fue perseguida y marginada, y su vida, con su hija, se desarrolló entre la pobreza más extrema y la caridad estatal del auxilio social.


    Mi madre, capaz, inteligente; fue aplastada por el momento. La carga de ser hija de republicano hizo de sus primeros años una existencia provisional, una vida suspendida en el tiempo, y los sueños y las esperanzas, o los posibles estudios que le ofrecieron pero que tuvo de rechazar, siempre en espera de salir hacia el exilio, siempre en silencio, por si las paredes oían. Luego, cumplió con el rito, con el papel que el régimen había creado para ella, y se convirtió en esposa obediente y madre abnegada. Como debía de ser. Su futuro, sus esperanzas, su mañana; su oficio, criar a una familia, cuidar a un marido, cantar coplas. Y probablemente fue feliz, dócil, como muchas mujeres de su momento; afortunada, por tener un techo y un sueldo, un marido trabajador y bueno, y unos hijos; mientras olvidaba sus sueños,  relegada su inteligencia y la dirección de su vida, a las necesidades de cuidar de su familia, resignada a aceptar las decisiones de su esposo, a acompañarlo, y a apoyarlo siempre, a pesar de todo.  

    Mi madre, siempre viviendo para los otros. Comedida, representaba su papel; callaba, otorgaba. En la calle desataba la lengua, alegre, conversadora sin fin con todo aquel conocido que se le cruzara.  De vez en cuando se volvía áspera, a veces ácida, hosca como su hijo, que debe ser asunto de familia, porque aunque yo no lo apreciaba, parece que el genio, y el carácter cerrado le venía de su madre. Tal vez chispazos de rebeldía, no supo o no se atrevió a salir de su jaula de oro. Quizá ya no era capaz de concebir otro mundo, superviviente desterrada en un mundo extraño.


    No es una biblioteca valiosa, es simplemente su biblioteca, que mi familia ha decidido entregarme en préstamo, que la conserve en mis estantes, y eso me hace estar agradecido y feliz.



































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