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La vida es sueño
Recuerda que eres mortal,
susurraba un esclavo a su oído.
El poder, aliado de la vanidad,
Disfrazados de carmesí, la piel
rosa pálido, virando a azul índigo,
venden humo, su alma, negra, al diablo,
aferrados al cargo, a Dios rogando.
El tiempo está de su lado, piensan.
Sordos y ciegos, hozan en su soberbia,
mientras chillan palabras huecas,
construyendo un reino de apariencias.
Altivos, como si no hubiera un mañana,
se rebozan en su lodo, engreídos,
lanzando loas a sí mismos. Olvidan
que el diablo suele traicionar a sus amigos.
Pero el tiempo no fluye hacia atrás,
barre, mejor que una escoba de platino:
las mentiras, la soberbia, la vanidad,
las palabras huecas, la falsedad,
las apariencias, los desatinos, la mala fe,
la maldad, los pactos contra natura,
la arrogancia, la prepotencia, los engaños.
Acre regusto por los años perdidos.
Las parcas conocen bien su oficio,
y el tiempo.
Nada quedará al final de este sueño:
ni un pensamiento, ni pena, ni siquiera desprecio,
triste designio, nadie dirá una oración,
condenados a la indiferencia y al olvido.
¿Un mal sueño?¿Qué ha sido?
Un frenesí, una ilusión, una ficción.
Empiezo a pensar que ni siquiera han existido.
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