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Recorriendo caminos
Después de una semana de entrenamiento a pie, hoy ha tocado bicicleta para relajar un poco las piernas.
Me gusta recorrer los caminos de mi tierra; castellana, fría ahora, árida, los campo arados, colores ocres, pardos, terrosos; suaves lomas, laderas que ascienden desde el fondo de los valles hasta el alto de los cerros, abajo los arroyos, el cauce lleno de espadañas, cañizo, taray y juncos, las vegas tapizadas de gravas antiguas, a veces dominan los rojos, testigos de otros tiempos, remotos; más allá, donde no llega el arado, en las pendientes, las lindes y los ribazos, resiste la retama, quizá el esparto; aquí y allá caseríos, granjas decrépitas, restos de un campo maltratado; mientras, los conejos, sus colas blancas al viento, no dejan de cruzar corriendo el camino.
Nota: Transito por los caminos que me dejan y por los que se puede circular, residuos que resisten a la desidia del Ayuntamiento de Toledo, que no mantiene ni recupera las vías que son públicas, algunas intransitables y otras privatizadas. Hace ya más de seis años que se sometió a información pública la actualización del inventario municipal de caminos públicos, y nunca se llegó a aprobar. Otro ejemplo más de caos municipal.
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