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Tiempos de UJA

 

Buena pinta

De nuevo los he sentido,

su esencia agarrada a las cosas,

las suyas, disuelta en la tierra,

mientras vaga por el promontorio,

mirando pasar el tiempo.


Apenas una loma, su alma

se asoma, al fondo el rumor del agua,

cauces y laderas abrasados,

los huesos escondidos

nos observan desde sus tumbas,

el sol que se inclina ya al sur,

golpea, alargando al norte las sombras.


Rodrigo, J, y yo erramos, 

buscamos su rastro,

les invocamos, escuchamos

el eco de su sombra en las piedras,

en los objetos rotos, 

hecho jirones por los años

del hierro de los arados.


En un torno gira el barro, 

más allá, el trigo cae molturado, 

la pesa equilibra

el  huso que gira al golpe de la mano.

Una letanía nos envuelve,

voces de íberos y romanos, mientras,

al otro lado del valle, vigila un miliciano.


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