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El río de la vida. Libro y película
He visto la película varias veces. Es una de mis favoritas, de las que más me gustan, tal vez, junto a Memorias de África, o La Leyenda de Jeremiah Johnson. Tengo una edición en inglés del libro en que se basa, y había leído pequeñas partes del mismo, que no me habían permitido tener una idea global de la historia escrita. Hace unos días, en el rastro, en un montón de libros a un euro, relucía entre los demás la inconfundible portada del cartel de la película, que se suele utilizar como guarda también del libro, y lo compré.
Hoy he terminado de leerlo, y ahora puedo comparar la historia con la que cuenta la película. El libro me parece muy bueno. No esperaba tanto espacio dedicado a tecnicismos sobre la pesca con mosca, que no aparece en la película, y que se me ha hecho un poco pesado por no comprenderlo, pero salvando estas páginas, el resto me ha parecido un relato fascinante.
La película amplía mucho el libro, tanto que se puede decir que crea otro relato. El hecho de que en el libro Norman aparezca casado con Jessie, casi desde el principio, mientras que en la película se casa mucho más tarde, hace que cambie toda la estructura de esta. El film trata de realizar un relato ordenado desde la niñez hasta la vejez de Norman, incluyendo historias que en el libro ocurren más tarde, adaptándolas de forma que algunas cambian notablemente, y ordenandolas de otra manera. Además, ese interés cronológico obliga a completar la película con escenas que no aparecen en el libro. A pesar de todo, película y libro se complementan perfectamente. Puede leerse el libro y después ver la película, descubriendo las cosas que no salen en aquel y el lirismo de la imagen, que sólo proporciona esta, o ver la película y después leer el libro, y admirar y descubrir detalles que no aparecen en aquella; sin que ninguno de los dos quede disminuido.
En esa "ampliación" del relato, se encuentran, en mi opinión, varias de las escenas más interesantes de la película, donde se recitan varios poemas que no están en el libro, de William Wordswoth, Etna, St. Vicente Millay, o Elizabeth Akers Allen. Y esos cambios, no desmerecen en nada el relato, sino al contrario, lo embellecen e, incluso, lo mejoran. Todo en la película es evocación, lirismo, y calidez. El texto, sin embargo, tiene algo, aunque es muy sutil, que no he visto en la pantalla, o por lo menos no es tan evidente, la melancolía por un mundo que se acaba. El final, me parece uno de los mejores del cine, hasta el punto de tenerme hechizado, como las aguas a Maclean, con la "l" en minúscula. Libro y película, al igual que finaliza ambos, se funden en una sóla cosa, que merece la pena leerse y verse.
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