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Las cosas no son tan simples como a veces parecen. Los primeros y los últimos presos antifascistas de Europa
Solemos mirar el mundo con ojos e ideas simples e ignorantes. Sin poder escapar de nuestra "pseudo objetividad" en una imagen de corta distancia del mundo actual, muchas cosas se nos escapan. Aunque en el mundo de la ciencia haya triunfado la "navaja de Ockham", y esto es una realidad, en general, en el mundo de la realidad de las turbulencias ocurridas durante encrucijadas históricas, los fenómenos son mucho más complejos de lo que solemos creer.
Ante contextos tan complejos como los de la historia durante la II Guerra Mundial, es imposible conocer todo lo que sucedió. A veces, las circunstancias, crean las condiciones, como en el caso de cuarenta años de dictadura franquista, para que sepamos mucho menos de lo que deberíamos saber. Para muchos ha sido difícil entender, por ejemplo, qué hacían españoles prisioneros en campos de concentración nazis, si Hitler era aliado de Franco. Como consecuencia, la historia de esos españoles, fuera de España, es desconocida en su mayor parte.
La complejidad de los diversos destinos de todos estos españoles, que habían luchado en la Guerra Civil a favor del gobierno legal republicano contra los golpistas, y que se vieron obligados a huir a Francia al término de la contienda, literalmente dejaron de existir para el mundo de la sociedad española aherrojada y amordazada su voz y pensamiento durante la dictadura.
A finales de los años 30 y principio de los 40 del siglo XIX, miles de españoles fueron absorbidos por un torbellino histórico, que los extirpó de la tierra en la que habían nacido, y de la que apenas se habían movido desde ese momento, y los lanzó y dispersó por el mundo, y los colocó en situaciones y encrucijadas impensables para unas personas, muchas de las cuales eran analfabetas y sólo habían conocido, desde que nacieron, el hambre y el duro trabajo.
La historia de estos españoles fuera de España es muy compleja, y como es lógico, es imposible abarcarlo todo. Hay hechos o situaciones que es difícil encontrarlos en los libros, bien porque no han sido estudiados, o porque lo han sido mínimamente.
Toda esta parrafada viene al caso de una historia de españoles republicanos que he conocido hoy, gracias a mi navegación por la Red, en Facebook. Un post cuenta la historia de 226 españoles, encerrados en un campo de prisioneros en Inglaterra, recluidos junto a nazis. Estos españoles antifascistas, tal día como hoy, 26 de junio de 1946, iniciaron una huelga de hambre porque no eran escuchados, y se les seguía manteniendo en esta situación una vez terminada la guerra. Consiguieron llamaron la atención de los sindicatos de trabajadores y la prensa de izquierda inglesa después del suicidio de uno de ellos.
En principio pensé que se trataría de alguno de esos españoles que llegaron a Inglaterra en barcazas robadas (después de haberles negado la evacuación en Dunkerque, con la excusa de que no eran combatientes), tras el desastre de la ofensiva alemana, y que por alguna razón no habrían sido devueltos a Francia (fueron devueltos y hechos prisioneros por los alemanes), sino que quedaron presos en la isla. Sin embargo, al intentar profundizar un poco más en la historia, supe que esta era un poco más complicada, rocambolesca, y desconocida totalmente por mí.
Se trataba de republicanos españoles, que habían pasado a Francia tras la derrota del ejército gubernamental, y siguieron la ruta que otros muchos españoles, por campos de concentración, Compañías de Trabajadores Extranjeros, y la Resistencia Francesa. Al producirse el desembarco y avance aliado, se presentaron y ofrecieron a las tropas norteamericanas para luchar, pero, sin embargo, fueron hechos prisioneros junto a los alemanes, y encerrados, para más tarde ser enviados a Inglaterra, donde prosiguió su martirio de privación de libertad durante más de un año.
Como se ve, la historia está llena de caminos y veredas que se entrecruzan, de grandes y pequeñas historias, de encrucijadas, de sucesos y cambios rápidos, de procesos lentos y de larga duración, de luces y sombras. Los historiadores intentan aproximarse cada vez un poco más a la verdad; investigan, avanzan y retroceden, postulan teorías, producen conocimiento que nos permiten descubrir un poco más del mundo en que vivimos y conocernos más y mejor nosotros mismos.
Lo maravilloso de la historia es que es tan celosa de sus secretos, porque junto al tiempo siempre hay mecanismos que actúan ocultando y distorsionando la realidad, incluidos nosotros mismos, que siempre habrá algo nuevo por descubrir o una forma nueva de mirar la realidad, de aproximarnos un poco más a la verdad, y de asombrarnos, como en este caso, que me ha permitido a mí conocer la historia de estos, los primero y últimos presos antifascistas de Europa.
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