Ir al contenido principal

Destacados

Tiempos de UJA

 

El Raso de Candeleda

El Castro Vetón de El Raso de Candeleda, se encuentra situado en un cerro, el Freillo,  próximo al municipio de El Raso. Hay que dejar el coche unos doscientos metros antes del yacimiento y hacer los últimos metros andando. El sitio presenta tres zonas o sectores visitables, que es donde se han realizado excavaciones, aunque el poblado se extiende por prácticamente todo el cerro.

[textos procedentes de los carteles del yacimiento]
Sector A.
En este sector se presentan cuatro casas, que se encuentran al Este, junto a la puerta principal de acceso al recinto amurallado. Adaptadas a la pendiente del terreno, escalonadas para salvar el desnivel, muestran un alto grado de urbanismo. 

RECURSOS ECONÓMICOS: Todas las casas abren a una calle que transcurre paralela a la muralla como si fuera un paso de ronda. Muchas casas tenían entre la calle y la fachada, un corral, supuestamente para guardar animales domésticos. La cría de ganado menor (ovejas y cabras), al lado de la agricultura y con la caza como complemento, componían la economía de los habitantes del castro. Los grandes recipientes hallados en las despensas y otras dependencias de las casas fueron utilizados para almacenar el cereal, mientras que la molienda se haría en el vestíbulo o la cocina. La recolección de frutos secos, tales como la bellota, contribuyó a diversificar la dieta alimenticia.



EL ABANDONO:  Oculto bajo el suelo de una de estas casas se encontró un tesorillo de plata, compuesto por un torques (collar), un brazalete, una pulsera, una fíbula (broche),y cinco monedas romanas (denarios). Fue escondido por sus habitantes en los últimos años de ocupación del castro, seguramente en uno de los periodos de intranquilidad que caracterizaron las fases inmediatamente posteriores a la conquista romana.
Hacia mediados del siglo II. a.C. los vetones son sometidos al dominio romano. Posiblemente en estas fechas las murallas del castro son derruidas, a pesar de que sus habitantes permanecen en él hasta mediados del siglo I a.C. 
A partir de este momento comenzará en abandono progresivo del poblado para trasladarse a las zonas llanas del Valle de la Vera.



LA MURALLA: Una de las entradas al recinto fue una puerta que consiste en una simple interrupción de la línea de muralla. Aparece flanqueada por una torre o bastión para protegerse en caso de ataque. La preocupación por la defensa hizo que se levantara una muralla, adaptada al terreno, que rodea completamente al poblado, a excepción de la zona oeste, donde las acusadas pendientes dificultaban el acceso directo. su longitud era de 1.800 metros, aunque actualmente sólo son visitables los tramos que conservan el basamento o los derrumbes. Para una mayor protección, y como elementos de vigilancia se dispusieron hasta doce torres a lo largo del lienzo sur, que da vistas al valle.

Comentarios