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La Caballería Roja, en la Casa Encendida
Ayer, estuvimos viendo la exposición "La Caballería Roja: Creación y Poder en la Rusia soviética de 1917 a 1945", en La Casa Encendida, en la que se muestra de una manera global el arte y la cultura en la Rusia soviética hasta 1945.
En los primeros momentos de la revolución existió un apoyo mayoritario por parte de intelectuales y artistas al nuevo régimen, ya que se concebía como una ventana abierta a nuevos mundos y esperanzas. Se produjo una "explosión de ideas" en la que aparecieron múltiples tendencias artísticas que se materializaron en un ingente número de obras y publicaciones. Algunos consideraron una obligación supeditar su arte a la revolución, mientras otros se mantuvieron al margen. No existía una preferencia o atención especial del poder hacia la cultura debido a que en ese momento existían otras prioridades, dejando, como consecuencia, un espacio de libertad en el mundo cultura. Sin embargo, desde la muerte de Lenin y la llegada al poder de Stalin las cosas cambiaron drásticamente en todos los ámbitos, tanto en el económico, con la supresión de la Nueva Política Económica que permitía ciertas dosis de individualismo, como en el cultural y artístico, cuando se empezó a perseguir cualquier tipo de manifestación artística que no fuese dirigida a promocionar el sistema político y por lo tanto era considerada burguesa y contrarrevolucionaria. Un importante número de intelectuales y artistas se vio obligado a exiliarse y otros fueron poco a poco borrados del mapa cultural mediante el aislamiento al impedirles expresarse en sus respectivas ramas artísticas o culturales.
Progresivamente todos aquellos que apoyaban al régimen fueron abandonándolo, aunque lo peor estaba por llegar. Perdidos ya todos los ideales que dieron origen a la revolución, consolidado Stalin en el poder y todos sus seguidores posicionados dentro del sistema, se desató el mayor horror que puede darse en una sociedad. El miedo a perder sus privilegios y la "locura" se instaló en los dirigentes políticos y, como consecuencia, se amputó cualquier atisbo de desvío de las posiciones oficiales. El arte y la cultural en general se hacen hieráticos, rígidos; el realismo socialista lo invadirá todo, y nada que no estuviera supeditado a mostrar las bondades del socialismo, del progreso y la ciencia soviéticas que conducen al hombre nuevo, será admitido. En el terreno humano se desató el drama, la delación y la persecución se instaló en toda la sociedad, el terror fue máximo, cualquier excusa o ninguna, servían para condenar al destierro, la ejecución, o la desaparición.
La mayoría del conocimiento que tenía yo sobre el mundo cultural y artístico de la Rusia de esta época, se referían a estos artistas exiliados o marginados: Anna Ajmátova, Marina Tsvietáieva, Natalia Goncharova, Kandiski, Mandelstam, Koltsov, etc. Esta exposición ayuda a comprender mejor las penurias y penalidades, el drama en definitiva al que se vieron sometidos todos los que de una manera o de otra discreparon con el régimen, pero también ayuda a entender cómo se desarrollan las tendencias artísticas y culturales en función del momento político, desde los primeros instantes de esperanza y desarrollo de tendencias, auspiciado por la necesidad del régimen político de afianzarse y por lo tanto de poca atención o exigencia hacia la cultura, pasando por los primeros momentos de crisis o exigencia de compromiso, de subordinación del arte al estado y como consecuencia de una bipolarización de la cultura, por un lado intentando resistir y por lo tanto confrontando con el régimen o exiliándose, y por otro tomando partido de forma radical por el poder, criticando a aquellos que no se comprometen o desertan; también hubo algunos que se mantuvieron en un precario equilibrio. El siguiente paso fue la destrucción total de toda esperanza, la extirpación de cualquier tipo de manifestación cultural que no estuviese sometida a los cánones oficiales.
En resumen una excelente exposición que es imprescindible ver para conocer o entender los procesos culturales que se dieron en Rusia en los años siguientes a la revolución, y por lo tanto, para entender un poco mejor el mundo.
Esta exposición se inserta o forma parte de los eventos programados dentro del "Año Dual España-Rusia", de los que ya hemos visto la exposición que se realizó en Salamanca en el Museo Casa Lis; Los Ballets Russes de Diaghilev y su influencia en el Art Decó. También tenemos pensado asistir a las exposiciones El Hermitage en el Prado, que tendrán lugar en el Prado y Los Ballets Rusos de Diaghilev, 1909-1929, cuando el arte baila con la música, que tendrá lugar en Caixa Forum Madrid.

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