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Toledo a la Vista. Convención, realidad, sentimiento e imaginación
Isabelo Sánchez Gómez
Licenciado en Geografía e Historia
Miembro de la plataforma "Toledo. Sociedad, patrimonio y cultura"
La ciudad de Toledo probablemente
es una de las ciudades más representadas en la pintura (también en la
fotografía), por su belleza, pero también por la facilidad que presenta para
los artistas el hecho de que aparezca elevada y aislada en la roca, y que,
prácticamente, desde todo su perímetro pueda visualizarse al completo, con
diferentes perspectivas.
Traigo aquí una pequeña muestra, en un recorrido histórico sirviéndome de las obras de diversos artistas, sobre la representación de la imagen de la ciudad de Toledo, centrada en las vistas. Se trata de una selección de los dibujos, grabados y pinturas que diversos autores han realizado sobre la ciudad a lo largo de la historia, con muy diversos objetivos e intereses, desde la más antigua, recogida en el códice Albeldense, hasta los dibujos y pinturas contemporáneos.
Traigo aquí una pequeña muestra, en un recorrido histórico sirviéndome de las obras de diversos artistas, sobre la representación de la imagen de la ciudad de Toledo, centrada en las vistas. Se trata de una selección de los dibujos, grabados y pinturas que diversos autores han realizado sobre la ciudad a lo largo de la historia, con muy diversos objetivos e intereses, desde la más antigua, recogida en el códice Albeldense, hasta los dibujos y pinturas contemporáneos.
La ciudad de Toledo ha sido un
foco de atracción para viajeros de todo el mundo, fascinados por su fama como
capital del reino visigodo y ciudad oriental, fantástica o mítica, de
la que tuvieron noticias por historias orales o a través de libros
de viajes. A lo largo del tiempo muchos de los que la han visitado no
han querido dejar sin registrar la majestuosidad del gran peñón rodeado por el
río Tajo encajado, tanto en la literatura como en la pintura.
Tan protagonista, la ciudad, como
el río, encontramos representaciones realizadas desde el lado norte de la
ciudad, donde se adivina el río iniciando su paso hacia el tajo, accidente
geológico que permitió que este enmarcara la ciudad, pero en las que la mole urbana
es la gran protagonista; y por otro, vistas en las que el río es tan
protagonista como la propia ciudad en distinto grado, sobre todo aquellas en
las que el artista se encuentra al nivel o muy próximo al cauce, y la ciudad se
proyecta en lo alto de los riscos.
Viajeros y artistas han pintado
prácticamente todos los rincones de la ciudad, cada uno transmitiendo sus
sensaciones y sentimientos; unas veces primando la realidad y otras la
imaginación, han reproducido la ciudad, pero también la han creado.
Sección 1. Las primeras vistas
(1). Muralla de Toledo en el Códice Abeldense o Virgiliano |
Las primeras imágenes de las que tenemos noticia sobre Toledo datan del siglo X. Toledo, que había sido capital del reino visigodo, se encontraba en los momentos de las representaciones citadas en manos de los musulmanes, y es en los sciptorium de los monasterios riojanos de Santa Martín de Albelda (Códice Albeldense o Vigiliano (1) por el nombre del abad Vigila) en primer lugar (Año 976), y luego copiado con un lapso de pocos años, en el Monasterio de San Miguel de laCogolla (Códice Emilianense (2), año 992) donde se copiaron los códices 1 y 2. Las representaciones figuradas, al estilo mozárabe, muestran unas de las pocas ciudades que se representaron en la Edad Media. Probablemente copiados de un códice precedente, ¿anterior a la conquista musulmana? Representan la iglesia donde tuvo lugar el concilio, y las murallas de a ciudad, con diferentes personajes representando arquetipos, sólo identificables gracias al nombre colocado al lado.
(2) Códice Emilianense. Muralla e iglesias de Toledo |
Por su parte el códice de Roda (3) presenta una representación de la ciudad en un solo color y que, aunque es más esquemática que las anteriores, tiene cierto parecido.
(3) Códice de Roda |
La cantidad de imágenes con las que contamos de estos momentos son muy limitadas, primero por las posibles pérdidas de los libros por los avatares de la historia, y también por las limitaciones en cuanto a número de ejemplares que podía suponer la copia a mano.
Sección 2. De los convencionalismos al realismo
La invención de la imprenta
supuso una revolución para la imagen, ya que desde ese momento va a poder
replicarse casi sin límites.
Sobre Toledo no conocemos más representaciones de la ciudad, si podemos considerar como tales las de los códices anteriores, hasta una xilografía anónima aparecida en el “Libro de Grandezas y Cosas memorables de España” (4) editado por Pedro de Medina en 1548, una xilografía muy sencilla como exige la técnica. Se trata del primer libro realizado en España, de crónica histórica con ilustraciones. Cuenta con 127 imágenes xilográficas, hechas a partir de 31 matrices, que incluye una, la primera imagen, de la ciudad de Toledo.
Pronto, o incluso en estos momentos, la xilografía ya estaba siendo sustituida por otras técnicas más modernas. Prácticamente
al mismo tiempo, en 1566, Joris Hoefnagel realizó una vista de la ciudad cuyo
fin era que fuera incluida en el Civitates
Orbis Terrarum. Fue editado por Georg Braun y los grabados los realizó
Franz Hogenbergun. Se trató de un atlas en seis volúmenes que llegaría a contar
con 546 vistas de ciudades y planos de todo el mundo. Se publicará por primera
vez en Colonia en 1572 (libro primero), (5) como un complemento al
Theatrum Orbis Terrarum, de Abraham Ortelius (1570). De la misma fecha (1566)
es la vista que apareció en el libro V, (6) publicado en 1598 en
Colonia. Estas dos vistas están tomadas desde el lado sur de la ciudad.
La impresionante y detalladísima “Vista de Toledo”, (9) casi fotográfica, del flamenco Anton van den Wyngaerden, supone un cambio radical en la forma de representar la ciudad. La vista está realizada, igual que el anterior desde el norte, pero con una perspectiva más baja. Toledo había dejado de ser la corte en 1561, aunque la ciudad aparece radiante, tal vez por su deseo de que volviese el rey. En este momento empiezan a dibujarse vistas de ciudades con objeto de completar atlas, en este caso un encargo real, de Felipe II, para resaltar la belleza y grandeza de las ciudades españolas, pero en otros casos el objetivo es dar a conocerlas el mundo.
Las primeras noticias sobre la
aparición de ilustraciones de ciudades acompañando a un texto datan de 1474, en
Colonia. En un principio, las ilustraciones solían acompañar a crónicas
históricas y el número de ilustraciones era muy pequeño. Con el paso del tiempo
cada vez habrá más textos descriptivos e irán aumentando el número imágenes. En
1480 se publica en Sevilla el primer libro conocido con ilustraciones, una
edición del que se había publicado en Colonia en 1474.
(4) 1548. Anónimo. Xilografía que aparece en el Libro de las Grandezas y Cosas Memorables de España Pedro de Medina. Biblioteca de Castilla-La Mancha |
Sobre Toledo no conocemos más representaciones de la ciudad, si podemos considerar como tales las de los códices anteriores, hasta una xilografía anónima aparecida en el “Libro de Grandezas y Cosas memorables de España” (4) editado por Pedro de Medina en 1548, una xilografía muy sencilla como exige la técnica. Se trata del primer libro realizado en España, de crónica histórica con ilustraciones. Cuenta con 127 imágenes xilográficas, hechas a partir de 31 matrices, que incluye una, la primera imagen, de la ciudad de Toledo.
(5) Toledo en el Civitates Orbis Terrarum (Libro I). Joris Hoefnagel, 1572. Geroge Braun , editor. |
Pronto, o incluso en estos momentos, la xilografía ya estaba siendo sustituida por otras técnicas más modernas.
(6) Toledo en el Civitates Orbis Terrarum. Libro V. 1598. Joris Hoefnagel, Geroge Braun , editor |
De 1585 data esta imagen, obra de
Antonio Brambilla (7) editada por Pietro de Nobili, otra vez una vista
desde el sur en la que destaca enormemente la Catedral sobre el resto de
edificios, incluso sobre el Alcázar. El templo aparece en un lugar
central como corresponde a la ciudad contemporánea de la Contrarreforma,
heredera de la Ciudad de Dios de San Agustín. Hay que destacar en el lado derecho
de la imagen la representación del Artificio de Juanelo, una de las primeras
imágenes que lo registra ya que había sido construido apenas veinte años antes.
(7) Vista de Toledo. Abrogio Brambilla. Pietro de Nobili, editor. |
En una obra de la Biblioteca
Medicca Laurenciana de Florencia, encontramos una acuarela de Pier María Baldi
(8) perteneciente a la serie de acuarelas realizadas para los dos
volúmenes dedicados al viaje que Cosme de Medicis realizó por toda Europa entre
1668 y 1669. Se trata de una representación realizada desde el sur de la ciudad
en una posición baja, lo que hace que la ciudad aparezca mucho más elevada que
en dibujos anteriores.
(8) Toledo de Pier María Baldi. Ejemplar Coloreado., Biblioteca Medicea Laurenciana |
La impresionante y detalladísima “Vista de Toledo”, (9) casi fotográfica, del flamenco Anton van den Wyngaerden, supone un cambio radical en la forma de representar la ciudad. La vista está realizada, igual que el anterior desde el norte, pero con una perspectiva más baja. Toledo había dejado de ser la corte en 1561, aunque la ciudad aparece radiante, tal vez por su deseo de que volviese el rey. En este momento empiezan a dibujarse vistas de ciudades con objeto de completar atlas, en este caso un encargo real, de Felipe II, para resaltar la belleza y grandeza de las ciudades españolas, pero en otros casos el objetivo es dar a conocerlas el mundo.
Sección 3. Toledo romántico
Dando paso ya a
las pinturas del siglo XIX, como enlace traigo aquí el cuadro anónimo (10)
que el Museo del Greco guarda en sus almacenes. El cuadro puede considerarse
excepcional por la posición de la vista, tomada desde la zona de la Vega Baja y
con el desaparecido monasterio de San Bartolomé de la Vega en la zona central
del cuadro, donde además aparecen restos del circo romano.
(11) Vista general de Toledo desde la Cruz de los Canónigos. Jenaro Pérez Villaamil
12. Otra Vez Villaamil nos muestra la ciudad
ahora desde el este, en este grabado de 1842.
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15. La Vista de Toledo de Friedrich
Bamberger 1856 nos baja hasta el nivel del río, más al oeste que la visión
anterior. Vemos la ciudad desde un punto muy bajo, y los edificios allá en lo
alto, lejanos.
16. Completa el alrededor de Toledo una
ilustración de 1878, aparecida en Miscelaneus Family Jorunal que conecta con el
primer anónimo de la muestra, cerrando el círculo de la ciudad. Desde una
posición lejana, probablemente en la misma línea del anónimo citado, pero mucho
más alejado, permite ver el Puente de San Martín y, en primer plano, la Fábrica
de Armas. La Vega Baja, sin embargo, aparece ahora totalmente despejada, ya que
sabemos que el monasterio de San Bartolomé de la Vega, la edificación de
mayores dimensiones que ocupaba la zona, había sido demolido en 1845
SECCIÓN 4. El redescubrimiento de El Greco y Toledo
Después del
desastre del 98 se produjo en España una ruptura entre la sociedad y el estado
que llevó a volver la vista hacia Europa (europeización). Al mismo tiempo
surgió un sentimiento de nación, reformista, que buscaba las esencias o lo
auténtico, una identidad, que algunos creyeron encontrar en lo tradicional y lo
antiguo, en el interior de Castilla. En este contexto, multitud de pintores que
habían llegado a Madrid descubrieron Velázquez, el Greco, o Goya, y desde aquí,
utilizando la capital como base, realizarían múltiples viajes a las ciudades
cercanas.
El Greco, que había permanecido hasta esos momentos como un pintor
de segunda fila, empezó a ser valorado por artistas y viajeros que visitaban la
ciudad de Toledo donde veían su obra, y desde ese momento no dejaron de hablar
de ella y de la ciudad.
Así, sucede por ejemplo con Darío Regoyos, un asturiano que se
formó entre Madrid y Bruselas, en las Vanguardias, y que parece ser uno de los
“descubridores” del Greco. Organizó varios viajes acompañado por un nutrido
grupo de artistas belgas, en los que visitaron varias ciudades de España, y
entre ellas Toledo, pintando varios cuadros de calles y puertas. Regoyos quedó
admirado por el greco, siendo uno de los primeros en leerle en clave
impresionista. A su vuelta, varios de los artistas vanguardistas no dejaron de
alabar las pinturas de El Greco.
Otro de los responsables de la promoción de la obra del Greco
sería Ignacio Zuloaga que contaba en su taller de París con varios cuadros del
griego. Poco a poco fue aumentando su colección, prestando sus cuadros, por
ejemplo para la Exposición de la Secesión vienesa de 1903. A partir de ese
momento multitud de gentes se interesaron por la obra del Greco, como Rilke,
Rodín o Barrés. 17. En 1913 Ignacio Zuloaga realizó el cuadro
titulado Retrato de Maurice Barrés.
18.
Vista de Toledo desde los Cigarrales (1906). Ricardo Arredondo. Era un
especialista en vistas naturalistas, centradas muchas de ellas en Toledo, el
Tajo y sus riberas. Sentía una gran devoción por la ciudad y sus paisajes. Fue
concejal del Ayuntamiento y acompañó por las calles de la ciudad y por los
cuadros del Greco a numerosos artistas e intelectuales.
19. Vista de Toledo. 1907. Aureliano Beruete
ocupaba la cátedra de Paisaje en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando,
desde 1873. Estaba imbuido del espíritu de la época que fomentaba las
excursiones y las visita al campo donde realizaba bocetos, y más tarde solía
pintar de memoria para transmitir sus sentimientos a la pintura. Esa consideración
de Castilla como lo auténtico le llevó a recorrer los alrededores de Madrid.
20. Vista de Toledo. Diego Rivera llegó a
España por primera vez en 1907, entrando pronto en contacto con varios pintores
y escritores de los que recibió la influencia de la época. Quedó hechizado por
el Greco en una de sus visitas a El Prado. Cuenta cómo se quedó frio visitando
a Velázquez, pero que al ver al Greco, le iluminó la verdad. Visitó
Toledo en alguna de las excursiones organizada por Eduardo Chicharro para
visitar “Castilla”. Entre 1911 y 1913 realizaría cuatro viajes a Toledo donde pintó
varios paisajes de la ciudad. Incluso residió durante un periodo de tiempo en
el número 7 de la calle de El Ángel.
SECCIÓN 5. El Greco en la Ciudad
Con motivo de
las conmemoraciones del “Greco 2014” tuvo lugar en la ciudad de Toledo, por
primera vez, una exposición sobre el Greco distribuida por la ciudad. El
visitante de esta exposición podía, al tiempo que contemplaba los cuadros,
fijarse en los espacios de la ciudad, que el artista había dibujado.
El Greco puede considerarse como uno de los primeros paisajistas
en España. Había visto el trabajo de algunos paisajistas durante su estancia en
Roma y en Toledo utiliza con relativa frecuencia la ciudad como fondo de sus
composiciones. La ciudad es reconocible, pero en una atmósfera fantástica, a
veces, los edificios aparecen trastocados. Todo es expresión. No es raro que
fueran las vanguardias las que redescubrieran la obra del Greco, después de
casi doscientos años de olvido, y algunos encontraran su pintura superior,
incluso a la de Velázquez.
Indudablemente, si hablamos de representaciones de la ciudad de
Toledo, no cabe duda que la más importante es la Vista y Plano de El Greco (22),
de 1608, que encontraremos en el Museo de El Greco. La imagen ha sido
registrada desde una posición muy similar a la que utilizó Wyngaerden, pero
lejos ahora del realismo casi fotográfico, la ciudad aparece sobrenatural y
fantástica. En el mismo museo podemos ver el retablo en el que se
representa a San Bernardino de Siena (23) y como fondo varios
edificios toledanos, entre ellos, el Monasterio de San Bartolomé de la Vega.
Vista y Plano. El Grego. 1608 |
Las
Conmemoraciones de El Greco 2014 permitieron que se vuelvieran a unir, no en el
mismo lugar, pero si en la misma ciudad, los dos cuadros del Greco que salieron
de la capilla de San José a principios del siglo XX. En el Museo de Santa Cruz
donde tuvo lugar la gran exposición del centenario, pudimos encontrar la Santa
Martina, y a San Martín partiendo su capa con un pobre (25), otra de las
obras que incluyen un paisaje, ambas procedentes de la National Gallery de
Washington.
A pesar de la
importancia en cuanto a paisajes de la Vista y Plano, puede que el más
representativo de la obra de El greco es la Vista de Toledo (26), que llegó al
Museo de Santa Cruz procedente del Metropolitan Museum of Art de Nueva York, y
que eleva a la ciudad de Toledo a la categoría de mito, por su especial
atmósfera, la ausencia de la figura humana, y la peculiar disposición de los
edificios, ya que la catedral ha sido movida de su posición original
apareciendo ahora entre el Alcázar y el Puente de San Martín.
Sin duda otra
vista impresionante es la que se muestra en El Laoconte (27), que también llegó
por esas fechas procedente del Metropolitan de Nueva York, una impresionante
pintura mitológica llena de simbolismo y en la que la ciudad de Troya, ha sido
sustituida por Toledo.
Completamos esta
visita virtual con las obras la Asunción de la Virgen (28), del Museo de Santa Cruz, y el Cristo Crucificado, de la Fundación Banco de Santander, con un magnífico paisaje de Toledo (29)
BIBLIOGRAFÍA
Díaz de Baldeón García, Alicia. (2001): Un viaje
artístico por Castilla-La Mancha. 1898-1939. Memoria y Modernidad. Arte y
artistas del siglo XX en Castilla-La Mancha. Catálogo de Exposición.
Pau Pedrón, Antonio. 1997: Rilke en Toledo, Editorial Trotta, Madrid
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