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Georradares y sondeos en Vega Baja de Toledo: la única luz frente a la oscuridad

Isabelo Sánchez Gómez
Licenciado en Geografía e Historia

El progreso en el tiempo no tiene por qué ser lineal. Hay pruebas en la historia de auténticos retrocesos. Con la Edad Media, por ejemplo, gran parte de los logros intelectuales del periodo anterior se perdieron, y fueron sustituidos por las supersticiones y las creencias. Se fue la luz y llegó la oscuridad, se impusieron los dogmas religiosos y su seguimiento obligatorio bajo la amenaza de terribles castigos. Parece comprobado que la historia se repite, y, permítanme, esta comparación ¿descabellada?, cuando compruebo que hoy, como entonces, nuestros políticos, tantas veces nos piden creer, a pesar de lo fácil que sería, en nuestra sociedad del conocimiento, convencer con pruebas. 

Imagen de Toledo, el río Tajo, y las vegas (Toletum Visigodo)

Esta reflexión viene al caso en relación al proyecto, anunciado recientemente, de la construcción de un cuartel para la Guardia Civil, en una zona de Vega Baja, que se encuentra fuera del espacio declarado BIC. Recordemos que el POM 2007 fue anulado definitivamente por la Consejería de Fomento de la Junta de Comunidades, el 14 de marzo de 2018, en ejecución de varias sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha (Sentencias nº 72, 73, 74 y 76 de fecha 31 de marzo de 2017, de la Sala de lo Contencioso-Administrativo). En lugar de haberse dedicado a redactar un nuevo POM, como la alcaldesa Milagros Tolón había anunciado nada más llegar al gobierno municipal en el año 2015, se embarcó en una huía hacia adelante, en todo un laberinto judicial de recursos y contra-recursos, que terminó abruptamente con la sentencia definitiva mencionada más arriba. Ante la inseguridad jurídica que sucedió, la administración local se dedicó a la redacción y aprobación de modificaciones puntuales que pusieran al día el Plan General de Ordenación Urbana de 1986. En concreto, en la redacción de dos modificaciones puntuales, la 28 y la 29, que en esencia significaban recuperar gran parte del contenido del POM 2007, que, recordemos, había sido anulado por la justicia. La Modificación Puntual 28, específicamente, es la que ha recuperado para Vega Beja, la edificabilidad y usos, casi idénticos, a los que existían en al plan anulado. Es decir, en las zonas que son BIC, esta modificación, recupera las 1.398 viviendas que estaban en el anterior plan, y para la Vega Baja, en el resto de espacios que actualmente no están declarados BIC, recupera los mismos usos dotacionales y terciarios (equipamientos, oficinas, jardines, centros comerciales, etc.), incluidas 300 viviendas en el antiguo camping del Circo Romano (una parcela sin proteger, que forma un vacío de protección absurdo, en medio de los dos BIC catalogados como Zona Arqueológica, de Vega Baja),lo que permite, en base a la legalidad urbanística, construir ahí el cuartel de la Guardia Civil, salvo que existan otras limitaciones que lo impidan.


Fotografía aérea de Vega Baja. Se puede apreciar que entre la parcela excavada de Vega Baja I, a la derecha, y la UA 37 donde se quiere construir el cuartel de la Guardia Civil, a la izquierda de la Avenida Mas del Ribero, no existe ninguna barrera física que impidiera al ser humano asentarse en toda la vega  (Foto: Toletum Visigodo)

Ya en febrero de 2019, desde el Ayuntamiento de Toledo se empezaron a lanzar globos sondas sobre la construcción de un nuevo cuartel de la Guardia Civil (Rodríguez, F.J. 2019: 11-01) barajando dos posibilidades, La Peraleda o la Vega Baja. Sólo un mes después se anunció el acuerdo a tres bandas, entre el Ayuntamiento y los ministerios de Interior y Defensa, por el que se permutarían los terrenos de la actual casa-cuartel, por otros en pleno yacimiento de Vega Baja (Rodríguez, F.J. 2019: 15-03). Inmediatamente empezaron a saltar las alarmas. Recordamos que, después de la paralización de Vega Baja, no se había realizado ninguna actividad constructiva aquí hasta que la administración de Milagros Tolón autorizó la urbanización de la UA 34, y la construcción en ella de cuatro bloques de viviendas en pleno yacimiento de Vega Baja, que claramente afectaban al patrimonio y al paisaje. Después de la aprobación de la Modificación Puntual 28 que recuperaba la edificabilidad para todo el espacio, el cuartel de la Guardia Civil sería el segundo proyecto "real" que se pretende construir sobre el yacimiento. Desde que se paralizó toda actividad arqueológica en Vega Baja, allá por 2012, no se había realizado ningún plan sobre qué hacer, o cómo tratar el yacimiento, y mucho menos investigación alguna para intentar conocer qué es lo que se escondía en el subsuelo del resto del territorio no protegido como BIC. Es decir, ha existido un total desinterés por descubrir los límites reales del sitio arqueológico, por desidia, o intencionadamente para  tal vez así poder mantener el espacio exterior al BIC sin la protección que proporciona esta figura al patrimonio, y de esta forma considerar todo lo que está fuera de sus límites como algo distinto, como si existiera un hiato y a continuación otro yacimiento,  cuando evidentemente no es así. 

Tanto desde la plataforma "Toledo. Sociedad, patrimonio y cultura" como desde otras organizaciones, se empezaron a plantear objeciones a la intención de llenar de ladrillo, de nuevo, Vega Baja, aunque no fue hasta que se hicieron eco de los nuevos proyectos en la prensa nacional, como en el año 2006, cuando las autoridades locales se vieron obligadas a dar explicaciones ante las preguntas de los periodistas. La Consejera de Cultura, Rosana Rodríguez, el mismo día de haberse hecho eco El País de la noticia, según registró la Cadena Se (López Huerta, Cristina, 2019: 14-09-2019), declaraba que las edificaciones planteadas en la zona de Vega Baja de Toledo estaban en terrenos sin valor arqueológico, en concreto afirmaba que "antes de intervenir, se realiza un estudio arqueológico", y que "en el estudio previo sólo afloró una zona de basurero visigoda y un pequeño enterramiento islámico ya preservado". Sin embargo, nadie ha visto esos informes de lo que hablaba la consejera, por lo que desde la plataforma se la acusó de no decir la verdad, "no sabemos si intencionadamente, o porque no sabe lo que dice", declararon.  

Ese mismo día 10 de septiembre, desde el Ayuntamiento de Toledo se realizaron declaraciones defendiendo que "no se construirá ni una sola vivienda sobre el yacimiento porque está declarado como Bien de Interés Cultural" (Redacción, 2019: 11-02-2019),  en contestación a la acusación de la plataforma de que se había aprobado la construcción de 1.398 viviendas sobre el BIC. Sin ninguna duda esas palabras entran en total contradicción con la realidad de que apenas un año antes, los mismos que decían ahora esto, habían aprobado, y al contrario de lo que se dice de palabra, dado fuerza legal, a construir 1.398 viviendas sobre los BIC's de Vega Baja, y 300 en el antiguo camping del Circo Romano. El edil de cultura (de urbanismo en la anterior legislatura), Teodoro García, proseguía con sus declaraciones, afirmando que el nuevo cuartel de la Guardia Civil se construirá "tras haber comprobado y por tanto garantizado, que bajo él no habrá ni un sólo ápice de ruina visigoda". 


La Vega Baja, al fondo. Se observa como toda ella conforma una unidad (Toletum Visigodo)

Es con estas declaraciones cuando empieza a tener sentido lo de "meter el dedo en la llaga para creer". En la misma Cadena Ser donde la Consejera había hecho sus declaraciones, el arqueólogo que realizó los últimos trabajos arqueológicos, consistente en sondeos, en los terrenos donde se quiere construir el cuartel declaraba que   "si no se hace un estudio, en lo que es la parcela asignada al cuartel de la Guardia Civil, si no se hace un estudio con mayor precisión, y mayor alcance del que se ha hecho hasta ahora, pues yo creo que no se puede hablar de, no se puede hablar con seguridad de que sí existen o no existen restos arqueológicos en ese lugar".

En este momento, por lo tanto, quedó totalmente desacreditada la versión de que en la parcela que se pretende construir el cuartel de la Guardia Civil, no hay resto alguno, o de interés, sino que, en todo caso, eran necesarios más estudios. Sin embargo, tanto la consejera como el edil municipal, no salieron con las "pruebas" que deberían tener para sustentar sus afirmaciones, y en ausencia de ellas, pedir disculpas por "no decir la verdad". 

    A partir de este momento, el mantra para justificar la construcción del cuartel se centró en que el espacio no era BIC, y por lo tanto, que allí se podía hacer cualquier cosa, algo que tampoco es cierto, pues todo el espacio está recogido en la Carta Arqueológica como ámbito de protección. Fue la Consejera citada la que utilizó en primer lugar el argumento de que "ese terreno no está protegido como BIC", para justificar la obra en ese suelo, y a partir de ese momento se ha utilizado en todas y cada una de las declaraciones que ha realizado cualquier miembro de la administración municipal, para justificar la obra.


Hace pocos días, un informe de ICOMOS, volvía a llamar la atención, como en el año 2006,  sobre cómo los políticos locales y regionales estaban actuando con Vega Baja. En el informe sobre el estado de conservación de Vega Baja, entre otras cosas, les dice a los políticos responsables de la gestión urbanística y de la protección del patrimonio, que todo el espacio de Vega Baja es uno, y que no puede seguir protegido por distintas figuras de protección, sino que debería unificarse, y en relación, en concreto, a la construcción del cuartel de la Guardia Civil dicen que: "El problema viene dado por su localización en pleno yacimiento arqueológico de Vega Baja, aunque no incluido en su momento en los diferentes ámbitos de protección del mismo. Además, su especial localización en el extremo norte de la vega incide en el paisaje".  El problema del cuartel, además, lo inscriben en un contexto más amplio, de toda la vega, al afirmar que "también habría que sumar el proyecto a la indefinición en materia cultural que impera en Vega Baja".  Finaliza el informe de ICOMOS indicando que "como cuerpo asesor de la UNESCO, dará parte al Centro de Patrimonio Mundial de los problemas que adolece actualmente este sitio".  A pesar de la contundencia del informe de ICOMOS, sin embargo, la regidora municipal hizo declaraciones en los medios de comunicación, manteniendo el enroque en el argumentario fijado para las declaraciones institucionales de que el cuartel se construirá en un terreno que no afecta al Bien de Interés Cultural. Parecería que tuvieran los oídos llenos de cera y no escucharan, ni entendieran, lo que significa que el yacimiento arqueológico no es sólo el BIC, y/o que el BIC está mal delimitado. 

Ante esa cerrazón y huida hacia adelante, sin escuchar a nadie, y además, con la intención que todos saltemos con ellos con los ojos cerrados y sin saber qué hay debajo, nos conformaríamos con que aportaran las pruebas científicas que determinan que en la parcela donde se pretende construir el cuartel de la Guardia Civil no hay restos arqueológicos, y que el yacimiento de Vega Baja termina justo en la línea del antiguo proyecto urbanístico, Vega Baja I, en la calle Mas del Ribero. Si las administraciones responsables tienen las pruebas de que ese espacio de la vega no es el mismo yacimiento visigodo que el que se encuentra a unos metros, no se entiende por qué no las enseñan, salvo que, como es presumible, no las tengan. Si no tienen pruebas de que el yacimiento se acaba al otro lado de las avenidas de Más del Ribero, o de Carlos III, y siguen construyendo o promoviendo construcciones, es muy grave, porque estarían contribuyendo a la destrucción de un yacimiento arqueológico único. Es decir, antes de hacer nada en la vega, bloques de pisos, cuarteles de la Guardia Civil, o sendas de moreras, como se ha dicho muchas veces, debería conocerse la realidad de lo que hay en Vega Baja, dentro y fuera de la zona BIC, y luego tener un plan. En ausencia de esas informaciones estamos corriendo el riesgo de estar ocasionando daños irreversibles al yacimiento o de difícil o cara solución.  

    Desde la plataforma "Toledo. Sociedad, patrimonio y cultura" seguiremos intentando arrojar luz sobre la oscuridad que proyectan las administraciones, y como nos gusta la historia, nos vamos a retrotraer unos años en el tiempo. Cuando se paralizó el proyecto urbanístico de Vega Baja I por el presidente Barreda, en el año 2006, se trataba de una urgencia. Es decir, las máquinas estaban a punto de entrar en el yacimiento, y destruirlo. Sin embargo, parcela por parcela, las excavaciones arqueológicas, ratificaban lo que ya se sabía desde hacía varios años: la gran entidad de los restos arqueológicos, y que todos ellos conformaban una unidad, una ciudad, el suburbium visigodo. A pesar de todo, las declaraciones políticas, y empresariales, de esos momentos, no dejaban lugar a duda: se protegería, lo que hubiera que proteger, si es que había algo valioso, y el proyecto urbanístico seguiría adelante, al tiempo que se minusvaloraba la importancia de los restos que aparecían por doquier.

Años después, en 2008, cuando finalmente fue declarada la ampliación del BIC de Vega Baja, la protección se ajustó, milimétricamente, a los límites del proyecto urbanístico, algo que no es normal, como tampoco lo es que no se la dotara de un entorno de protección como establece la ley. Cualquiera, sin necesidad de ser muy inteligente, comprende que una línea pintada en un papel, referida al espacio que ocupaba con anterioridad un proyecto urbanístico, no tiene ninguna relación lógica con el contenido del subsuelo, o un hábitat humano. Aquello era claramente una delimitación artificial (Ver artículo "Más allá de la "línea del fin del mundo" de Vega Baja, no hay dragones"). 

Es más, esa declaración, que debía hacerse para proteger "todo" el espacio que se sabe o presume que ocupa, en este caso, un yacimiento arqueológico completo, se hizo en ausencia de estudios que establecieran con razonable seguridad, cuáles eran los límites reales del yacimiento a proteger. En este sentido, sólo se puede pensar que esta forma de tramitar la protección se realizó para "salvar" in extremis el yacimiento, es decir, fue una solución de urgencia ante importantes presiones económicas, y que, por lo tanto, el límite establecido podía no ajustarse a la realidad, que era lo más probable. Habría que entender que el conocimiento efectivo de la realidad del subsuelo se pospuso para el futuro, para cuando las aguas estuvieran más tranquilas. Si se hubiera delimitado mal de forma deliberada estaríamos ante una intención clara de facilitar el expolio en el futuro, lo cual, claro está, no creemos, porque sería un delito, y habría premeditación. 

La paralización del proyecto urbanístico, y más tarde, el pinchazo de la burbuja inmobiliaria que detuvo cualquier expansión urbanística, generó una oportunidad inmejorable para investigar y conocer la realidad arqueológica del territorio, y así poder tomar mejores decisiones en el futuro, sobre todo si era necesario, o no, ampliar el BIC de Vega Baja.


Montaje del Georradar sobre la parcela donde se quiere construir el cuartel de la Guardia Civil


Los lectores esperarán que diga que desde entonces no se ha hecho nada, y se equivocan. En el año 2009, sólo un año después de haberse declarado BIC el espacio del proyecto urbanístico, la empresa Toletum Visigodo, que en esos momentos pretendía desarrollar urbanísticamente el resto del espacio de la vega fuera del BIC, simultáneamente estaba llevando a cabo un proyecto cultural para el espacio que ya estaba protegido, con excavaciones arqueológicas y la idea de construir un museo. Las unidades de actuación que se encontraban fuera del espacio protegido como BIC eran la UA 7, la 37 y la 34. La 34 es la UA en la que en la actualidad se han construido dos bloques de pisos, y al parecer no se van a construir los otros dos porque bajo ellos había restos arqueológicos, al igual que en los viales de la urbanización de esa unidad. La UA 7 se corresponde con la parcela donde se encuentra la iglesia, y donde se ha construido el reciente aparcamiento de Santa Teresa. La UA 37 es donde se quiere construir el cuartel de la Guardia Civil. Tanto en la UA 7, como la 37 se han destinado a usos dotacionales y terciarios, como oficinas o centros comerciales en la reciente Modificación Puntual 28. Como decía, sí que se ha hecho algo para intentar conocer la realidad del subsuelo. En el año 2008, Toletum Visigodo, encargó una prospección con métodos geofísicos, antes de embarcarse, como había sucedido con Vega Baja I, en la venta de parcelas, y que luego sucediera el caos. Justo lo contrario de lo que quieren hacer ahora nuestros políticos, es decir, se propuso tener un conocimiento lo más grande posible para poder tomar decisiones. 


Informe Geofísico. Mapa de resistividad
Estaba claro, por todos los indicios, que la Avenida Mas del Ribero cortaba restos que claramente tenían o debían tener continuidad más allá, y, además, todas las excavaciones y sondeos que se habían realizado en parcelas adyacentes, "siempre" habían dado positivo, por lo que era previsible que las parcelas que en esos momentos se pretendían urbanizar iban a tener restos, con un alto grado de probabilidad. Pero Diego Peris, en esos momentos Consejero Delegado de la empresa Toletum Visigodo, quiso asegurarse, y por eso encargó la prospección con métodos geofísicos, y la realización posterior de sondeos arqueológicos verificación, en 2009, para asegurar aún más qué eran las anomalías magnéticas que ofreció el georradar.

Ubicación de las distintas unidades en Vega Baja. 


Estas eran las declaraciones de Diego Peris en el periódico La Tribuna del 7 de julio de 2009, incluso antes de realizarse el estudio geofísico. La pregunta del periodista era: ¿El yacimiento está protegido en su totalidad por el perímetro actual del BIC?, y D. Peris, contestaba "Creo que todos podemos convenir que el yacimiento tiene en la actualidad una delimitación artificial que proviene de una situación jurídica del desarrollo urbanístico que se iba a plantear allí". Imposible ser más claro. Él, que tenía encomendada la urbanización de la Vega Baja para rentabilizarla urbanísticamente, pero también tenía la obligación moral de preservar los restos arqueológicos, reconocía públicamente algo que podía ir en contra de los intereses por construir, que la delimitación del BIC estaba mal hecha.  

Desde entonces hasta ahora, en diez años no se ha hecho nada más. Esos estudios determinaron la existencia de restos arqueológicos por prácticamente toda la vega, lo que indica una continuidad física real, sin discontinuidades entre los restos que se hayan a un lado y otro de Más del Ribero y de Carlos III. No hay duda. Independientemente de la entidad de los restos, de que en determinados lugares puedan existir vacíos, está claro que todo el espacio es una unidad, un único yacimiento. Desde entonces no ha habido más intervenciones en la parcela en la que se pretende construir el cuartel de la Guardia Civil, es decir, ese es el conocimiento con que se cuenta en estos momentos, ni más ni menos. 

A partir de 2017, nos encontramos con un nuevo intento de urbanizar todo este espacio. Se han construido dos bloques de viviendas encima del yacimiento, que además atentan claramente contra la protección existente del paisaje. Sobre la construcción de estos bloques, ICOMOS afirma que no "cumple con los requerimientos mínimos para el desarrollo sostenible de este espacio cultural y el proyecto, por tanto, se suma a la indefinición en materia cultural que impera en Vega Baja", y continúa afirmando que "La UA 34 es ejemplo de lo que no debe hacerse en este espacio, sin que exista un consenso entre partes, en donde cualquier diseño arquitectónico que se programe no sólo debe atender a los condicionantes arqueológicos del subsuelo, sino a su posible impacto visual en el conjunto de la vega. La altura de los bloques incide directamente en la contemplación del conjunto de la ciudad histórica". ICOMOS considera esta construcción como "irreversible", y por lo tanto pide que "se paralicen cautelarmente el resto de construcciones previstas en el entorno hasta que se apruebe el nuevo Plan de Ordenación Municipal, pendiente de redacción...", para así "evitar en lo posible este tipo de intervenciones que pueden alterar la esencia cultural por la que Toledo fue declarada ciudad Patrimonio de la Humanidad.  Como vemos, el organismo asesor de UNESCO dice claramente que no debe hacerse nada más en Vega Baja, ni bloques de viviendas, ni cuarteles, ni sendas, hasta que se conozca exactamente lo que hay en el subsuelo y se haga un plan.

En las mismas declaraciones citadas más arriba, Diego Peris argumentaba sobre lo que él consideraba Vega Baja, que era " la totalidad del terreno", que  "mide 84 hectáreas. Esta superficie abarca tanto la zona libre, como la protegida, así como la Fábrica de Armas". El consejero delegado de Toletum Visigodo quiso asegurarse antes de embarcarse en un proyecto urbanístico incierto. Hoy, sin embargo, nuestros gobernantes, quieren lanzarse de nuevo a la piscina desde el trampolín sin comprobar antes si hay agua. Igual que sucedió entonces, en el 2006, es probable que se estrellen contra su "urbanismo".

Parece mentira, pero vivimos tiempos oscuros, como en la Edad Media. Nuestros gobernantes, a pesar de ser el patrimonio arqueológico un bien de dominio público, no han hecho nada, ni hacen, por alumbrar las tinieblas con conocimiento, y el que existe lo ignoran o lo esconden. No han aportado ninguna prueba, ni intentan conseguirla. Sólo piden a la ciudadanía que "creamos ciegamente" en su palabra, que en Vega Baja "no hay restos", o que donde se quiere construir el cuartel no es Vega Baja. 

Algunos, sin embargo, somos reos de desconfianza a fuerza del escarmiento de la realidad diaria, y seguimos pensando que antes de actuar hay que tener un plan, y para hacerlo, pensamos que sigue siendo necesario saber.

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