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DE NUEVO EL LADRILLO AMENAZA A LA CAPITAL VISIGODA

Isabelo Sánchez Gómez
Licenciado en Geografía e Historia
Máster en Patrimonio Histórico: Investigación y Gestión

Inmediatamente que el monstruo de la crisis económica parece que ha empezado a alejarse, la ciudad de Toledo vuelve a caer en los mismos errores de la burbuja del ladrillo que tanto dolor nos ha causado. A pesar de tener un POM 2007 anulado por la justicia, la administración municipal ha vuelto a recuperar el contenido de dicho Plan, a través de una modificación puntual del Plan General Municipal de Ordenación Urbana de 1986 (PGMOU 1986). En esencia, y en concreto para el espacio de Vega Baja (UA 23 en el antiguo POM anulado, o Vega Baja I), que es coincidente cien por cien con el espacio declarado ampliación del Bien de Interés Cultural, con categoría de Zona Arqueológica, de Vega Baja,  supone la recuperación en la planificación urbanística, de nuevo, de las 1.300 viviendas que ya existían entonces; y, en la zona que ahora se denomina “Unidad de Actuación de Santa Teresa” (UA 7 y UA 37 en el antiguo POM anulado, o Vega Baja II),  con una superficie de 155.563 m2, se rescatan los usos terciarios-dotacionales previstos, es decir, aparcamientos, centros comerciales, hoteles, o cuarteles de la Guardia Civil. Todo ello sin contar con las Unidades de Actuación Urbanizadoras de Circo Romano, con 300 viviendas, y Cristo de la Vega, con 98, también recuperadas con esta modificación, que en total suman 1.698 viviendas. El anuncio más reciente de que se pretende ubicar en el espacio de la UA de Santa Teresa un cuartel de la Guardia Civil,  ha vuelto a hacer saltar las alarmas, porque la ubicación elegida, aun estando fuera de la zona declarada BIC, claramente se sitúa encima de restos arqueológicos que, además de aparentemente ser importantes, indudablemente pertenecen, o son, el mismo yacimiento que se encuentra unos metros más allá, y para el que incomprensiblemente se fijaron unos límites totalmente ficticios. Es decir, la capital del reino visigodo, se encuentra en el lugar oficialmente protegido, pero también donde se pretende ubicar el cuartel de la benemérita, por mucho que se quiera decir que ese espacio está fuera del yacimiento.

Ilustración 1. Excavaciones en Vega Baja 2008, donde se aprecia la potencia de los restos que iban apareciendo. Página del Ministerio de Fomento

Han pasado 13 años y parece que hemos despertado de un sueño, en el preciso momento que la incertidumbre todavía se cernía sobre el yacimiento arqueológico de Vega Baja. Ciudadanos, organizaciones, e instituciones nacionales e internacionales, se unieron, tal vez por última vez, en uno de los pocos momentos lúcidos de la sociedad toledana, generalmente amodorrada y complaciente con las decisiones emanadas del poder, y consiguieron paralizar el proyecto urbanístico que amenazaba la capital del reino visigodo.

El asunto había saltado a los medios de comunicación nacionales, a los internacionales, y a la política nacional. En el congreso, una proposición no de ley,  pedía la intervención del Ministerio de Cultura para impedir la aprobación definitiva del POM, el envío del documento a la UNESCO, promover una mesa de trabajo en la que participaran todas las organizaciones y administraciones más representativas toledanas, con el fin de elaborar un plan integral y completo de toda la zona de Vega Baja, Cristo de la Vega y Circo Romano, y anteponer la defensa del patrimonio a los intereses y presiones inmobiliarias. Los medios de comunicación nacionales entraron en liza. A principios del mes de julio se publicaba en el País un artículo titulado “El ladrillo amenaza la capital visigoda”,  que sintetizaba la situación del choque entre urbanismo y patrimonio, en la que el segundo, a pesar de ser de dominio público, es decir de todos, como es habitual, llevaba todas las de perder ante los intereses económicos de unos pocos. Unos días después, el presidente Barrera, paralizó el proyecto, entre una gran controversia.

Ilustración 2. Excavaciones en Vega Baja. Web Toletum Visigodo

Desde ese momento, las presiones económico-especulativas-urbanísticas, siguieron ejerciendo su función, y no dieron por perdida la presa, a pesar de la paralización del proyecto urbanístico por la administración regional (la misma que había aprobado antes las modificaciones puntuales del PGMOU que estaban permitiendo esa urbanización), y la declaración, dos años después del Bien de Interés Cultural de ampliación de Vega Baja, con la categoría de Zona Arqueológica.

Ilustración 3. Fotografía aérea de Vega Baja indicando las distintas Unidades de Actuación Urbanística. Es evidente que los restos arqueológicos no se cortan de forma súbita en las Avenidas Más del Ribero o Carlos III. Los espacios donde no aparecen restos es simplemente porque no se han excavado  (VV.AA. 2009: La Vega Baja de Toledo)

 Cualquiera con un mínimo de sentido común sabe que el Bien de Interés Cultural (el yacimiento de Vega Baja) no termina abruptamente en la línea que en un papel marcó en 2008 la administración regional para delimitar el área con restos arqueológicos, casualmente, o mejor dicho, tal vez interesadamente, coincidente al cien por cien, con el proyecto urbanístico de Vega Baja I de aquel entonces, aunque todo el mundo sabía ya que esos límites eran artificiales.

Las presiones urbanísticas que seguían existiendo, extendieron su radio de acción, ahora un poco más allá. Además de la Unidad de Actuación 23 (Vega Baja I), el POM 2007 contemplaba las Unidades de Actuación 7 y 37, o Vega Baja II, con un uso Terciario-Dotacional, es decir, hotelero, comercial, y otros equipamientos. La empresa Toletum Visigodo buscaba resarcirse del descalabro sufrido, empleándose, ahora, en Vega Baja II. Todos los esfuerzos se dirigieron hacia este espacio.
Ilustración 5 Mapa mostrando en colores las distintas unidades urbanístiicas

El urbanismo seguía su camino ciego hacia cumplir sus objetivos. El primer paso, en 2009, fue realizar una prospección geofísica, y la comprobación de los datosobtenidos con esta, por medio de sondeos arqueológicos, en el espacio que quedaba libre para construir, es decir Vea Baja II, o UA 7 y UA37 . El resultado de las prospecciones geofísicas y sondeos, como era lógico esperar, concluyó que los restos arqueológicos se extendían sin solución de continuidad desde el área declarada BIC, por todos los espacios, sin excepción, que afectaba a la llanura completa al nordeste de este, es decir, las unidades de actuación urbanísticas sobre las que se pretendía construir.

Ilustración 4. Placa circular de la excavación de Vega Baja. Sólo es un objeto de los miles recuperados en Vega Baja.  Web Toletum Visigodo

 Entretanto, e ignorando estos informes, el Ayuntamiento de Toledo redactó el PERIM (PlanEspecial de Reforma Interior de Mejora), que es un instrumento urbanístico queregula aspectos concretos, especiales o relevantes de un ámbitoterritorial),  de las UA 7 + UA 37, es decir,  se estaban dando los pasos para poner a disposición del ladrillo, el espacio que quedaba por urbanizar en Vega Baja, sin contar con el espacio del BIC declarado, y la UA 34 (lugar donde recientemente se han construido dos bloques de pisos), y por su parte Toletum Visigodo, Toletum redactó un Plan Director de Vega Baja.

 Lo que dijo en sus alegaciones de la Real Fundación Toledo en 2011, ante este PERIM es bastante esclarecedor de lo que estaba sucediendo. Resaltamos el primer párrafo de dicho documento por resumir en muy poco espacio la esencia de la situación: "El PERIM está basado en un error al considerar que la superficie a la que afecta no tiene nada que ver con el espacio histórico de la Vega Baja ni con el yacimiento arqueológico. En consecuencia, queda invalidado al prescindir en sus planteamientos, o considerar ajenos, los valores patrimoniales cuya protección y defensa es una obligación ineludible contemplada en las normas legales estatales, autonómicas y locales".

Ilustración 5. Mapa mostrando en colores las distintas unidades urbanísticas o espacios de Vega Baja y Ampliación de Santa Teresa. Aunque en la actualidad entre el BIC de Vega Baja y la parcela donde se quiere construir el Corte Inglés, la UA 37 existe la Avenida Mas del Ribereo, entre ambas no hay ninguna barrera física que, en la antiguedad dividiera los espacio. Por lo tanto, el yacimiento de Vega Baja, se extiende por toda la llanura

Por su parte, como decía,  simultáneamente al desarrollo del planeamiento para construir en el espacio “supuestamente libre de BIC y restos arqueológicos”, la empresa Toletum Visigodo, había redactado un Plan Director de Vega Baja. En aquellos momentos, de finales del primer decenio del siglo XXI, y principios del siguiente, se buscaba una salida al descalabro que había sufrido la empresa. En esencia, a pesar de los amplios espacios verdes que contemplaba,, se estaba bañando con una pátina de cultura y respeto al medio ambiente el desarrollo urbanístico de las UA 7 y 34, o Vega Baja II. Inmediatamente, el Pleno del Ayuntamiento de Toledo aprobó ese Plan Director, que incluía, además, la obra estrella, la instalación en dicho espacio de “El Corte inglés”.

Para entonces, todo el mundo estaba ya harto de Vega Baja. La ciudadanía confundida, las organizaciones e instituciones desgastadas. En parte se estaba consiguiendo el objetivo para poder construir sobre el espacio de Vega Baja. Es triste reconocerlo, pero, mientras que Vega Baja I lo paralizó una conjunción de iniciativas y acciones de muchos, Vega Baja II, y el Corte Inglés, no lo paralizó nadie nada más que la crisis económica. Esta situación dio la puntilla a la empresa Toletum Visigodo, que desde ese momento iniciaría su proceso de desaparición, aunque, al parecer, aunque sin personal ni sede, administrativamente sigue existiendo a día de hoy.

Excavación en Vega Baja. Al fondo la Avenida Mas del Ribero, y más allá la parcela de la UA 37 donde se quiere construir el Cuartel de la Guardia Civil. La continuidad es evidente entre uno y otro espacio. Imagen de la página del Ministerio de Fomento

La historia que sigue todo el mundo la conoce. La construcción allí, en esos momentos resultaba imposible, porque nadie compraba, y todo el espacio, tanto del BIC, como del resto de la Vega, quedó abandonado. Desde entonces hasta ahora se ha perdido un tiempo valiosísimo para tomar decisiones sobre Vega Baja, para hacer el Plan Especial que requería, obligatoriamente, la declaración de Bien de Interés Cultural, o para decidir qué hacer y qué no hacer. Cuando todo podía estar planificado, y pensado, desde el punto de vista cultural, con un buen plan para poner en valor el espacio de Vega Baja, y desde el punto de vista urbanístico con un nuevo Plan de Ordenación Urbana más realista, y razonable que el anterior; que no “queme suelo por quemarlo”, respetuoso con el patrimonio, y el medio ambiente, y por lo tanto, con la calidad de vida de los ciudadanos; sin embargo, la desidia, tal vez intencionada, ha llevado a que no existan tales planificaciones, y a que en la actualidad, con una leve recuperación económica, los políticos hayan decidido reiniciar, donde la dejaron antes, la burbuja inmobiliaria, lanzándose a hacer “cualquier cosa” sobre la vega, como si les fuera la vida en ello. De esta forma, durante la última legislatura ya se ha urbanizado y se está construyendo la Unidad de Actuación 34 (4 bloques de pisos, probablemente también sobre la capital visigoda), y se han recuperado, y puesto a disposición del ladrillo, todos y cada uno de los suelos que ya estaban dispuestos en el POM 2007, anulado por la justicia. Y ahora, como banderín de salida de la “nueva-vieja” política urbanística de la ciudad,  para desarrollar  la Unidad de Actuación de Santa Teresa llenándola de construcciones, se ha buscado una edificación para un cuerpo, que debido a su significación, como defensores de la ley y el orden, pueda tener menos oposición y/o más aceptación social. Curiosamente, la Guardia Civil es un cuerpo que tiene un papel destacado en la lucha contra el expolio arqueológico, lo que choca con la idea de que su cuartel se vaya a construir precisamente sobre restos del pasado de gran valor.


Ilustració 6. Excavaciones a principios del siglo XX en el Circo Romano de Toledo. Los restos arqueológicos en Vega Baja se extienden por un amplio territorio que abarca toda la llanura de inundación, y las laderas que la circundan.

En 2015, Milagros Tolón, alcanzó el gobierno municipal, con el apoyo de Ganemos. Su inicio de mandato coincide en el tiempo con las sentencias y contra sentencias que anulaban el POM 2007. La primera sentencia anulatoria es del año 2011. En  2014, el Tribunal Supremo, desestimó elrecurso de casación presentado por el Ayuntamiento de Toledo, y ratificó lasentencia de 2011. Poco después, el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha suspendió la ejecución de la sentencia, lo que contribuyó a embarrar más el asunto. Así, a base de recursos y contra-recursos, se llegó a la legislatura de Milagros Tolón, con una confusión total en relación al urbanismo de la ciudad. Apenas había arrancado su mandato cuando una providencia del Tribunal Superior de Justicia levantó la supresión de ejecución de las cinco sentencias ya pronunciadas sobre el POM, lo que de hecho dejaba anulado el POM, aunque el Ayuntamiento volvió a recurrir, esta vez al Constitucional. La confusión era máxima, por la complejidad del procedimiento y nadie tenía claro lo que hacer. Milagros Tolón, llegó a convocar una reunión multitudinaria, con cientos de políticos y técnicos, donde se presentó un avance del nuevo POM que pensaban redactar, dando por muerto el anterior. En la práctica, eso no llevó a ningún lado, porque nunca más se volvió a hablar del nuevo POM, sino que el gobierno municipal se embarcó en una huida hacia adelante, sin rumbo, que culminaría en el año 2018, con la sentencia firme de anulación del POM, y sin posibilidad de recurso. 

Ilustración 7. Prospección ARP. Mapa de resistividad que muestra las características del subsuelo (J.M. Rojas y A.J. Gómez, 2009)

Pues bien, en ese espacio de tiempo, con un POM anulado por la justicia, pero con el Ayuntamiento recurriendo, se desarrolló un proyecto urbanístico de gran controversia en la ciudad. Ya que supuso el “reinicio” de las actuaciones urbanísticas en Vega Baja. En el año 2016 el Ayuntamiento de Toledo presentó un PAU (Programa de Actuación Urbanística), denominado 34, o Santa Teresa II, que era un PAU que ya se encontraba en el POM 2007, que como vimos estaba en ese momento en la situación de que el Tribunal Superior de Justicia había dicho, recientemente, en el año 2015, que las sentencias, del año 2011, debían ejecutarse. Este PAU, a mi juicio se encuentra en una nebulosa legal, porque a pesar de la sentencia, ratificada por el Tribunal Superior de Justicia, el Ayuntamiento de Toledo estaba desarrollando un PAU, amparado “según ellos”, por los recursos que había interpuesto, y que como sabemos fueron desestimados, uno tras otro, a lo largo del tiempo, en su totalidad. El programa urbanístico contemplaba 87 viviendas, 187 plazas de aparcamiento, y la construcción de varios viales, especialmente uno que unía la Avenida de América con la Avenida Carlos III. Hasta el momento actual, nadie sabe cuál era el contenido arqueológico del suelo, correspondiente al espacio ocupado por los bloques de viviendas, porque la lejanía de las excavaciones que se llevaron a cabo no permitía que los ciudadanos pudiéramos ver lo que había allí, pero sí pudieron verse los restos aparecidos en el vial que conectaba con Carlos III, y aunque desconocemos el informe arqueológico, la entidad en cuanto a estructuras que se veía allí, estaba en la línea de lo aparecido en Vega Baja I, y lo que las prospecciones geofísicas y sondeos habían mostrado previamente un poco más al oeste, es decir, un gran potencial arqueológico. Por otra parte, la controversia principal, aparte de la construcción en un limbo urbanístico, y la importancia de los restos arqueológicos aparecidos, se encontraba en que esos bloques, los primeros que se levantaban en la zona después de muchos años, y ahora con una legislación de protección de patrimonio, y unos condicionantes paisajísticos recogidos en la declaración de Toledo como Patrimonio de la Humanidad, y en el Plan Especial del Casco Histórico, rompían con todos los preceptos en cuanto a las zonas de respeto y protección del paisaje.

Inmediatamente después de la anulación definitiva del POM 2007, en lugar de que la administración municipal repensara el urbanismo de la ciudad: siempre habían dicho que ese POM no era el suyo, sino el del PP, se embarcaron en una serie de modificaciones puntuales del PGMOU de 1986, la 28 y la 29, con la intención de legalizar todo lo que se había empezado a ejecutar con este POM anulado, y/o lo que estaba recogido en el mismo. De esta manera, con la aprobación por parte del Ayuntamiento de Toledo y la Junta de Comunidades, de la Modificación Puntual 28, para la zona se vuelve a recuperar lo mismo que estaba planificado en el POM anulado, y que “no era el suyo”, retrotrayéndonos, no como dice la sentencia del POM 2007, al momento anterior de que se sacare el plan por segunda vez a exposición pública, sino al momento de plena vigencia inicial del POM, lo que supone, en términos trapecistas, un cuádruple salto mortal hacia atrás, sin red, y querer caer de pie e intactos, de nuevo, en la urbanización de Vega Baja I, Vega Baja II, el Circo Romano y el Cristo de la Vega.

Mientras se sigue sin un plan serio sobre qué hacer con Vega Baja, la improvisación, o tal vez no (no sabemos si todo está pensado de antemano) sigue campando a sus anchas. Lo lógico, y razonable, sería realizar un plan integral sobre el patrimonio y el paisaje de Vega Baja, que recoja todo lo que se quiera hacer en este espacio. Una vez redactado ese plan habría que ejecutarlo, y no antes, porque no se puede empezar la casa por el tejado. Pues en lugar de eso, el planteamiento es que, para demostrar que se puede hacer algo en Vega Baja (en este caso dentro del espacio declarado BIC), lo mejor es improvisar y hacer una “senda peatonal”, que atraviese todo el yacimiento arqueológico. Una senda con un coste económico importante, que nadie había pedido, y que, por supuesto, nadie ha planificado en un plan global y que, hipotecará cualquier decisión futura sobre este espacio. Tal vez una senda o varias de este tipo podrían ser interesantes, pero que como decía, dentro de un plan pensado para poner en valor el yacimiento o para que los ciudadanos disfruten de ese espacio. En ausencia de dicho plan, la senda no deja de ser un camino muy caro, de poca utilidad ciudadana y que divide el espacio, en un contexto en el que parece que varias instituciones, ahora curiosamente, en línea con los postulados políticos, dispuestas a sacrificar espacios valiosos de Vega Baja,  al urbanismo, para, a cambio, financiar el proyecto cultural.

Ilustración 8. Cuartel de la Guardia Civil de Toledo en su ubicación actual.
Se proyecta trasladarlo a la UA 37 o Ampliación de Santa Teresa,
en un lugar lleno de restos arqueológicos
Y para poner la guinda al pastel de Vega Baja, en un reciente acto público, la alcaldesa de Toledo, anunció la próxima construcción de un nuevo cuartel de la guardia civil en terrenos de la Unidad de Actuación de Santa Teresa. El asunto supone la permuta de los terrenos que ocupa el antiguo cuartel, donde presumiblemente se construirían viviendas, por el espacio en Vega Baja, donde, en su momento, estuvo prevista la construcción del Corte Inglés. Es decir, pretenden construirlo en la Unidad de Actuación 37 del antiguo POM 2007, o el PERIM UA 7 +37, un área que como hemos visto ha sido recuperada por la Modificación Puntual 28 del PGMOU 1986, para usos terciarios-dotacionales. Dicho espacio se encuentra fuera de la zona delimitada como BIC, pero como hemos dicho con anterioridad, y no me cansaré de repetir, esto sólo es el producto de una mala delimitación de la zona arqueológica, porque como demuestran todas las evidencias los restos arqueológicos se extienden más allá de la zona declarada, a toda la Vega, por lo que la administración regional debería realizar una modificación de dicha declaración, y ampliar el BIC, congruente con los datos científicos. Si consideramos que el espacio exterior al BIC es el mismo que el interior, y así lo muestran las evidencias, la más fuerte de ellas, la prospección geofísica y los sondeos de comprobaciónrealizados en 2009, y no un espacio diferente, y la administración tutelar no interviene, podríamos considerar que se está destruyendo el yacimiento arqueológico, y por lo tanto entraríamos en una competencia esencial de la Administración del Estado de “garantizar la conservación del Patrimonio Histórico Español, así como promover el enriquecimiento del mismo y fomentar y tutelar el acceso de todos los ciudadanos a los bienes comprendidos en él. Asimismo, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 149.1, 28, de la Constitución, la Administración del Estado protegerá dichos bienes frente a la exportación ilícita y la expoliación”.

Ilustración 9. Excavaciones arqueológicas en la UA 34 antes de construir los cuatro bloques de pisos. Unos metros más allá, en el vial que conectó con la Avenida Carlos III, eran visibles potentes muros, como los existentes en el yacimiento Vega Baja. Se desconoce el contenido del informe arqueológico. 

El Artículo 4 de la LPHE dice con respecto a la expoliación que,  A los efectos de la presente Ley se entiende por expoliación toda acción u omisión que ponga en peligro de pérdida o destrucción todos o alguno de los valores de los bienes que integran el Patrimonio Histórico Español, o perturbe el cumplimiento de su función social. En tales casos la Administración del Estado, con independencia de las competencias que correspondan a las Comunidades Autónomas, en cualquier momento, podrá interesar del Departamento competente del Consejo de Gobierno de la Comunidad Autónoma correspondiente la adopción con urgencia de las medidas conducentes a evitar la expoliación. Si se desatendiere el requerimiento, la Administración del Estado dispondrá lo necesario para la recuperación y protección, tanto legal como técnica, del bien expoliado.”

Ilustración 10. Vega Baja mostrando las diferentes unidades urbanísticas diferenciadas por colores y en la UA37, o parcela donde se quiere construir el cuartel de la Guardia Civil, montaje de la prospección geofísica, y la  interpretación de la misma, que muestran la presencia de importantes restos arqueológicos. 

 Nos encontramos ahora en el verano de 2019, en una situación muy parecida a la que se vivió en aquel momento de 2006, cuando Vega Baja estuvo a punto de desaparecer. Aunque ahora tenemos la ventaja de que, hasta cierto punto, sabemos qué hay en el yacimiento, y que este se extiende por buen parte de la Vega, más allá, de la línea que la Junta de Comunidades señaló en el año 2008, en un papel, como límite del mismo. Y lo que es más importante, todavía no han entrado las máquinas. Estamos a tiempo de dar una solución definitiva al espacio de Vega Baja, y recuperarlo para “todos” los ciudadanos. La administración debería reconsiderar su empecinamiento en construir en ese espacio, que destruiría el yacimiento o parte de él, que es lo mismo (pues claramente se trata de una unidad, de la que no pueden extirparse elementos, pues son órganos esenciales y el paciente moriría), y eliminaría el paisaje que se comprometió a respetar desde 1940, y especialmente desde que Toledo fue declarada Patrimonio de la Humanidad. Si la administración municipal y la regional no hacen nada al respecto, el Estado debería intervenir en base a su competencia en relación a la expoliación del patrimonio histórico español. 

El tiempo de compactar la ciudad, de rellenar los vacíos ya ha pasado. La ciudad se ha construido dispersa, y eso ya no tiene solución. Se pueden compactar espacios, y crecer, si es necesario, por otros ámbitos, y aprovechar la situación, de este “accidente” en Vega Baja, para conseguir una ciudad mucho más amable con los ciudadanos, en la que la cultura, el patrimonio y el medio ambiente, formen parte integral de la vida de los vecinos, con unos espacios que pueden suponer un alto nivel en la calidad de vida. Otras ciudades no han tenido esta oportunidad, y se han condenado para siempre. En una ciudad, irremediablemente dispersa, la diferencia está en pasear de barrio a barrio entre bloques de viviendas iguales, anodinos y asfalto, o hacerlo entre espacios verdes, jardines botánicos, paseos con moreras, y felicidad.


Referencias









VV.AA. 2009: La Vega Baja de Toledo, Toletum Visigodo


Isabelo Sánchez Gómez
Licenciado en Geografía e Historia
Máster en Patrimonio Histórico: Investigación y Gestión
Miembro de la plataforma “Toledo. Sociedad, patrimonio y cultura”


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